Para los indios sioux, la cacería y la defensa constituyen sus actividades centrales. Su política de desarrollo tenía un objetivo preciso y un tiempo limitado. Entre los 12 y los 14 años, un varón debía lograr alcanzar las habilidades y conocimientos propios de los cazadores-guerreros.
Su trabajo transitaba por 3 fases:
La primera etapa comenzaba cuando el niño llegaba a la edad en que podía realizar y coodinar movimientos voluntarios, el padre o el adulto que resultara su instructor, le proveía de un arco y flechas adecuados a sus dimensiones y a su fuerza. A partir de allí comenzaba el entrenamiento, hasta lograr su completo dominio, oportunidad en que salían a hacer la cacería del ratón. Cuando el niño traía su primera presa se lo agasajaba, halagaba y alentaba a seguir desarrollando sus aptitudes.
En la segunda afase, con un arco y flechas más poderosos y más difíciles de manejar, comenzaba un nuevo período de entrenamiento que culminaba con la cacería del ciervo y un agasajo al finalizar la prueba.
La tercera requería de las armas del futuro cazador-guerrero y llegaba a su fin cuando el jóven volvía con su primer bisonte a la aldea y era celebrado como nuevo integrante adulto de la tribu, ahora ya con todas sus obligaciones y derechos.
De esta descripción, se extraen 7 principios que resultan interesantes para comparar con nuestras modernas teorías de Managementa. Ellos son:
1) El sentido de finalidad.
Ninguno de los aprendices desconocía la finalidad para la que estaba siendo educado y la relación directa que esta mantenía con el éxito o el fracaso en la vida que le tocaba vivir.
2) La ausencia de acciones vergonzante.
La capacidad de logro estaba directamente ligada a la posibilidad de pertenencia. No querían generar hombres inseguros de sí mismos, carentes de orgullo, y con un débil sentido del compromiso con su tribu. Entonces evitaban hacerlos sentir inútiles. Esto no significaba que no existieran situaciones avergonzantes, pero áun en esos casos no era la humillación del entrenador lo que aportaba un límite. La herramienta consistía en la sanción de todo el grupo social para con quien no se comprometía con sus principios y valores.
3) La tutoría.
La referencia de un humano para el aprendizaje era y sigue siendo indispensable. La iniciativa personal es básica. Los conocimientos académicos cada vez más necesarios, pero la transmisión de experiencia y el apoyo durante la acción concreta hacen y siempre harán la gran diferencia, aún cuando el aprendiz supere y finalmente contradiga las enseñanzas del maestro.
4) La división del proceso de aprendizaje en etapas.
Resulta mucho más alentador conocer los objetivos intermedios y su valor relativo en el camino hacia el objetivo final que proponer un largo camino sin escalas a todo o nada.
5) La valoración relativa.
Los sioux no consideraban más valioso cazar un bisonte que un ratón. La valoración estaba relacionada con las capacidades del sujeto que realizaba la acción. De esta amanera evitaban que un principiante considerara humillantes sus éxitos relativos frente a los éxitos de los más fuertes y experimentados.
6) La celebración social de los éxitos personales.
Todo éxito en el proceso de desarrollo estaba considerado como un aporte al cuerpo social de la tribu. Por eso era festejado y se aprovechaba la oportunidad para reforzar el compromiso con las metas comunes y para reafirmar las lealtades interpersonales.
7) El cuidado de la autoestima del individuo.
La fe en sí mismos era, sin duda, indpensable cuando había que tomar decisiones que muchas veces implicaban la diferencia entre la vida y la muerte. Para asegurar su fortalecimiento no sólo evitaban abochornar a los aprendices sino que tampoco otorgaban premios que no tuvieran que ver con logros claros, concretos y previamente consensuados.
El movimiento espiralado de la historia hace que en nuestros días la captación, el desarrollo y el cuidado del Recursos Humano Estratégico vuelvan a ser factores tan críticos para el éxito de nuestras empresas como lo eran en aquel entonces para la permanencia de las tribus Sioux.
Esta coincidencia hace pensar si sus mismos principios no son válidos también hoy para producir el desarrollo, la confianza y el compromiso que debemos requerir.
(Fuente RIW Consultores - Extraído del Newletter de la empresa NOP - www.nop.com.ar)
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