(De Ayn Rand)
YO soy. YO pienso. YO lo deseo.
Mis manos... Mi espíritu... Mi cielo... Mi bosque... Esta
tierra mía...
¿Qué debo decir aparte? Estas son las palabras y esta la
respuesta.
YO estoy parado aquí, en la cumbre de la montaña.
YO levanto mi cabeza y YO extiendo mis brazos. Estos, mi
cuerpo y espíritu , éste es el fin de mi búsqueda.
YO deseé saber el significado de las cosas. YO soy el
significado. YO deseé encontrar un motivo para existir.
YO no necesito un motivo para existir ni una sanción para mi
existencia.
Son mis ojos que ven, y es la vista de mis ojos que otorga
belleza a la tierra.
Son mis oídos que oyen y es la función de mis oídos que da
su canción al mundo.
Es mi mente que piensa y el juicio de mi mente es el único
faro que puede encontrar la verdad.
Es mi voluntad que elige, y la elección de mi voluntad es el
único edicto que debo respetar.
Muchas palabras se me han otorgado y algunas son falsas pero
tres son sagradas: "YO lo deseo".
Cualquiera que sea la ruta que YO tome, la estrella guía
esta dentro de mí;
La estrella guía y la brújula que indica el camino apuntan a
una sola dirección. Apuntan hacia mí.
YO no sé si esta tierra que me paro es el centro del universo
o si es sólo una mota de polvo perdida en la eternidad. YO no lo sé ni me
preocupa. Porque YO sé que la felicidad es posible en esta tierra Y mi
felicidad no necesita un objetivo superior para justificarse. Mi felicidad no
es objetivo para fin alguno. Es el fin. Es su propio objetivo. Es su propio
propósito.
Tampoco soy el medio para fin alguno que otros deseen
conseguir.
No soy una herramienta para su uso. No soy un sirviente para
sus necesidades.
No soy una venda para sus heridas. No soy un sacrificio en
sus altares.
YO soy un ser humano. Este milagro del YO es mío para poseer
y conservar y mío para guardar y mío para usar y mío para arrodillarme.
YO no rindo mis tesoros ni los comparto. La fortuna de mi
espíritu no es para ser compartida en monedas de bronce y arrojada a los
vientos como limosna para los pobres de espíritu. YO guardo mis tesoros: mi
pensamiento, mi voluntad, mi libertad. Y el más grande de éstos es mi libertad.
Nada debo a mis hermanos y no pretendo deudas de ellos. A
nadie pido que viva por mi ni vivo para otros.
YO no deseo el alma de individuo alguno ni es mi alma para
que ellos la deseen.
YO no soy enemigo ni amigo de mis hermanos sino como cada
uno lo merezcan de mi.
Y para merecer mi amor, mis hermanos deben hacer mas que
haber nacido.
YO no otorgo mi amor sin razón ni a cualquiera que pase y
desee pretenderlo.
YO honro a los seres humanos con amor. Pero tal honor es
algo que debe ser merecido.
YO elegiré amigos entre los hombres pero no esclavos y amos.
Y YO los elegiré sólo como me plazca. Y YO los amaré y respetaré pero no les
ordenaré ni les obedeceré.
Y nosotros juntamos nuestras manos cuando lo deseemos o
caminaremos solos cuando así lo queramos.
Porque en el templo de mi espíritu, cada hombre está solo.
Que cada individuo mantenga su templo intocado e inviolado. Luego, que él junte
sus manos con otros si lo desea pero sólo más alla del sagrado umbral.
Porque la palabra "nosotros" nunca debe ser
pronunciada salvo por propia elección y como segundo pensamiento.
Esta palabra nunca debe ser colocada primero en el espíritu
del hombre
Pues sino se transforma en un monstruo, la raíz de todos los
males de la tierra,
La raíz de la tortura del hombre por los hombres y de una
mentira impronunciable.
La palabra "nosotros" es como un cemento echado
sobre los hombres que se asienta y endurece como piedra y aplasta todo bajo si,
y aquello que es blanco y aquello que es negro se pierden igualmente en lo
gris.
Es la palabra por medio de la cual los depravados roban la
virtud a los buenos.
Por medio de la cual los débiles roban la fuerza a los
fuertes.
Por medio de la cual los brutos roban el conocimiento a los
sabios.
¿Qué es la felicidad si todas las manos incluso las impuras
pueden alcanzarla?
¿ Que es mi sabiduría si hasta los tontos pueden mandarme?
¿Qué es mi libertad sí todas las criaturas, incluso las
deformes y las impotentes, son mis amos?
¿Qué es mi vida si debo inclinarme, estar de acuerdo y
obedecer?
Pero YO he terminado con este credo de corrupción.
YO he terminado con el monstruo del "nosotros", la
palabra de servidumbre, de pillaje, de miseria de falsedad y vergüenza.
Y ahora YO veo la faz de dios, y YO levanto este dios sobre
la tierra,
Este dios que los hombres han buscado desde que los hombres
comenzaron a existir,
Este dios que le concederá felicidad paz y orgullo.
Este dios, esta palabra: yo
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