Quizás dé
lo mismo si se trata de un año nuevo, de un nuevo grupo de pertenencia, de un
nuevo lugar donde vivir,.de un nuevo amigo, o de una nueva pareja.
Nada puede
ser realmente nuevo si uno lo vive desde viejas actitudes.
Por eso les
deseo y me deseo:
- Que no se nos vaya nuestro tiempo de vida en asuntos que realmente no valgan la pena. Nadie vino a este mundo a encerrarse en un lugar seguro, a lograr la aprobación de los demás, a “matar el tiempo”. El tiempo es algo precioso, un recurso no renovable.
- Que miremos hacia atrás sólo para cerrar los asuntos pendientes. Es el único modo en que el pasado puede realmente pasar:; decir lo largamente callado, hacerse cargo de los errores, pedir disculpas, reconocer lo recibido, dar las gracias, comprender lo no comprendido y dejar ir lo que ya no es. Cerrar lo inconcluso es comenzar a hacer espacio para lo Nuevo.
- Que sepamos pedir ayuda cuando la necesitemos, para volver a pararnos sobre nuestros propios pies. Dejarse ayudar es un buen antídoto para la omnipotencia o la necedad.
- Que sepamos ayudar a quien lo necesite; sin perdernos en el otro, sin invadir ni manipular, sin generar dependencia, sin forcejear para que nadie cambie lo que no está dispuesto a cambiar. Ayudar requiere el ejercicio de una solidaridad inteligente, consciente de sus trampas y de sus límites.
- Que permanezcamos abiertos a encontrar verdaderos compañeros de Camino, afines a nuestra más íntima Esencia.
No nos
escondamos de la Vida.
Vivir Vivo
es poco frecuente entre los humanos. Lo logran quienes trabajan para abrir su
sensibilidad y su conciencia.
Que seamos
parte de aquellos que, más que un “Año Nuevo”, celebran cada día un Día Nuevo, intensamente Vivos.
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